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'El sorteo' preludio del ritual taurino.


La selección del lote de astados depende de una rifa, en el que generalmente se usan pequeños papeles y el sombrero del mayoral.


El proceso previo a la lidia es muy desconocido para el gran público. Quienes ignoran el vasto entramado que rodea al mundo de la tauromaquia pueden pensar que el toro que va a ser toreado es escogido de forma arbitraria, pero en realidad, hay un estudiado ritual detrás de cada selección.


El arte del toreo es complicado de entender para aquella parte de la sociedad que piensa que el único fin que persigue este mundo es matar al astado. Antes de que se celebre una corrida se debe llevar a cabo un proceso específico de preparación del toro bravo de lidia.

El primer paso que se debe dar es el de trasladar los toros desde la finca donde crecen y son cuidados hasta la plaza de toros donde van a ser lidiados.

Tras la llegada se embarcan los animales en el interior de los toriles. En este punto, y después de haberlos pesado uno a uno, se realizaron los primeros reconocimientos médicos previos, de unos ocho a diez minutos cada astado, en los que se analiza el estado de forma del animal. Si todo está correcto obtiene el primer apto.

Hoy, día de la corrida, se realizará un segundo control veterinario para observar posibles rasguños o heridas causadas por enfrentamientos entre los animales; si se les da el visto bueno, se les otorga el segundo apto y los devuelven a los toriles hasta la hora de la hora de la corrida.

Sorteo y elección del lote

A partir de las seis de la tarde de hoy se celebrará el sorteo de los lotes de toros que tocarán a cada matador. A este acontecimiento suelen acudir las cuadrillas, el apoderado, y muy raramente, los toreros. Los lotes consisten en tratar de igualar los astados de dos en dos. Normalmente intentan realizar una elección uniforme. Una vez igualado se sigue todo un ritual taurino, donde el más antiguo de la terna escribe los números correspondientes a los toros en un papel de fumar, y el más jóven de la terna se encarga de doblar el papel en forma de bola. A continuación se introducen los tres papeles arrugados en el sombrero del mayoral, tapándolo con algún objeto, y se remueven. Posteriormente, el banderillero o representante del torero más antiguo mete la mano y extrae una de las bolas del lote. El segundo espada más vetusto saca el segundo papel, dejándole el último al más joven de la terna. Suele ser habitual utilizar diversos criterios a la hora de poner el orden de la lidia. Unos establecen el que consideran "más bonito" por delante del que es o parece más fuerte o "menos bonito". Hay otros que prefieren "quitarse el menos bonito" y feo por delante. Este proceso queda en manos del matador.

Los "sobreros" toros de reserva se utilizan por si hay problemas con los animales elegidos. En alguna ocasión se dejan los "sobreros" a criterio de los veterinarios y de acuerdo con las cuadrillas.




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